martes, 24 de noviembre de 2015

Una idea, un nuevo caso, y una nueva aparicion

Se oye el timbre, y el cliente no tarda en subir hacia el 3º "E" de la calle Uruguay 230.
-Pase-ya se avecina la voz gruesa de Fisgón.
El cliente, mirando hacia todas partes, como buen perseguido que se cree, pasa, para decir:
-Buenas tardes detectives.
-Es mediodía, diga como usted quiera.
-No entiendo.
-Déjelo-interviene Cutruli, esta vez no escondido en el baño, para agregar :continúe.
-Si, ¿a que vino?-Ya perdiendo la paciencia Fisgón.
-Me siguen, alguien me sigue, y quiero que ustedes lo sigan.
-¿Para?
-¿Como para? Para saber quien es el que me esta siguiendo.
Hay una pausa, siempre necesaria en estas partes del relato, hasta que Fisgon, que ya perdió la paciencia, dice:
-Deje su numero, y váyase, que lo llamaremos.
-¿Como, tan pronto?
-No se si tomaremos su caso.
-¿Por que?
-Por que usted esta loco, señor...
-Harrison- y le entrega una tarjeta con el numero telefónico.
-Usted esta loco, señor Harrison, retírese si es tan amable.
El señor Harrison, sorprendido y casi al borde de las dudas, se retira, sin cerrar la puerta.
Cutruli, un poco sobre exaltado, le recrimina a Fisgón, hasta que este le dice:
-Vos no viste nunca ese capitulo de Los simuladores donde estos no aceptaban el caso y lo hacían igual, bueno, esto es similar. Así le damos menos problemas a este infeliz, que ya se sentirá bastante perseguido, o no vistes como entro acá. Aparte, a este, Evaristo, a este lo sigue Marquitos, nosotros estamos para otra cosa.
-¿Y como lo va a encontrar Marquitos?
-Evaristo, creo que no necesito recordarte que todo el que cree que lo siguen se deja encontrar fácilmente.
-Eso es puro verso.
-No, hermano, te acordas que te dije que había que rastrear celulares.
-No, no me acuerdo, mas ahora que nos hiciste perder un cliente-enojado Cutruli.
-Mira y aprende-dice Fisgón y señala la pc.
Fisgón enciende la computadora veloz, conecta la misma un cable del teléfono que seguramente ira hacia un programa de la misma, y disca -huy que anticuado quien escribe esto- el numero de la persona que acaban de echar.
Inmediatamente saltan los datos de la persona, Pedro Harrison, con domicilio en Florencio Varela, Barrio El Tropezón.
-Esto es increíble-dice Cutruli, ahora impresionado.
-Te lo dije Evaristo, ahora todo se controla desde acá. Quien domine esto es que el que tendrá el poder.
-Y donde queda Florencio Varela.
-Mejor dicho donde queda El Tropezón.
-Si, ¿Donde queda?
-Lo tendrá que averiguar quien acaba de entrar al edificio.
-¿Y como lo sabes?
-Mira y aprende.
En la computadora Fisgón pone el numero de Marquitos, y la localización respectiva da con Uruguay 230.
Un minuto luego, se oye un golpe en la puerta, a lo que Fisgón dice su clásico y conocido: -Pase.

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