lunes, 16 de noviembre de 2015

Evaristo Raul Cutruli y su primer Cliente

El joven distraído, que parecía no encontrar empleo por la falta de este en el país tormentoso que se avecina, decide incursionar en el arte de ser detective.
Joven, vigoroso, lleno de intrigas, así es como se siente.
Ha comprado una cámara digital, posee su vieja computadora, pero lo que no tiene es oficina aun.
Y aunque se diga que la oficina la conseguirá con el correr de los casos, se dice que es como si estuviera listo para comenzar a trabajar. Lo que le falta es la chispa, cosa que conseguirá con el correr de los casos.
Hasta que se da cuenta de que todo trabajo, requiere de alguien que le contrate.
Por lo tanto, decide publicarse en el diario poniendo su celular, esperando que lo llamen.
La llamada no tarda, porque ocurre al instante, su primer caso esta en sus oídos.
El ahora detective, que no sabe como presentarse y quiza tampoco como arrancar, le propone a su cliente no verse, y  que a partir de lo que desee, le envíe los datos de la persona a tratar y una foto, y que luego, mas tarde, arreglaran el costo del servicio, exponiendo mucha confianza.
El caso parece sencillo, es un seguimiento nomas, y la posterior muestra de pruebas.
Hasta aquí sin problemas, lo toma como una aventura, se da mañas para el oficio, incluso se toma el lujo de sentarse en un bar, mientras espera a la que persona que esta siguiendo salga del lugar en que esta.
La fotografía a esa persona y se dice que ha logrado el cometido de encontrar lo que su cliente, su primer cliente, ha querido encontrar.
Corre hacia su casa, donde tiene su computadora, y envía las fotos.
El cliente las recibe, confirma con dolor, que lo que sospechaba era cierto. Le envía saludos y gracias por haberlo ayudado.
Nuestro joven, que al parecer recién comienza a despertarse,  intenta dar con el teléfono de la persona, pero le da apagado. Entonces le envía un mensaje para recordarle al cliente el tema de los costos.
El cliente, tal vez haciéndose el ingenuo, tal vez de lastima, lo llama.
Nuestro detective, ahora aliviado, contesta.
El cliente comienza el dialogo con lo que se interpreta como una repregunta, y la misma consiste saber antes su nombre.
Nuestro detective, ahora si, mas ingenuo que nunca, cosas de la primera vez, dice su nombre : Evaristo Raul Cutruli.
Medio entre chistidos y lo que se parece a risa, el cliente le dice que mucho gusto, mil gracias por haberlo ayudado y le cuelga en sus narices, dandole a entender que no le pagara nada, por ahora.
Y así, comienzan las andanzas de este joven, con ese primer cliente.


No hay comentarios:

Publicar un comentario