viernes, 27 de noviembre de 2015

Mas dudas

A partir de ahora, la situación cambia.
Con la aparicion de alguien que quiere ajustar cuentas con Fisgon Ciego, todo cambia.
Es lo que le dice Fisgón ciego a su amigo y empleado Marcos.
A las afueras de esa ciudad -que siempre se viene abajo- se avecina una gran tormenta, producto de estos días de calor que se han vividos.
En la oficina, esa oficina llamada Detectives, Policiales y Misterios, se encuentran acalorados los dos sujetos ya nombrados, esperando que llegue Cutruli.
Cutruli ha estado siguiendo a un tal Harrison, y aun no vuelve de ello.
Pasan como dos horas mirandose las caras.
Ya es de noche, y han comenzado a caer las primeras gotas de la tempestad que se avecina.
Ya aburridos, y ya sin preguntarse quien sera el verdadero Fisgón, se encuentran esperando en la oficina.
Marcos, que es un borracho, propone beber algo.
Fisgón Ciego, saca una botella de Whisky, y le convida un vaso.
El otro, mientras se la bebe toda de un sorbo, cae desmayado en su silla.
Fisgón confirma que su empleado no tiene remedio.
Se dice que el también debería hacer la prueba del fondo blanco.
A los cinco minutos, se encuentran dormidos los dos.
Aparece Cutruli, todo empapado.

jueves, 26 de noviembre de 2015

El verdadero Fisgon

Fisgon ciego esta dormido, profundamente dormido y comienza a soñar.
Cutruli, nuestro detective fundador, en representacion de la oficina de Detectives, Policiales y Misterios, se encuentra siguiendo a un cliente de nombre Harrison, que no sabe que lo han comenzado a seguir.
Sin embargo, tal sujeto -este Harrison- no demuestra motivo alguno que haga de seguirlo.
Hasta que de tantas vueltas que propina, da en el bar "Zona de Pájaros", un tugurio de mala muerte,  lugar donde Cutruli y Fisgón han pasado sus días de soledades antes de ser detectives.
Cutruli, astuto, aguarda afuera, aunque piensa en entrar.
Dudas lo asaltan.
Mientras...
En la ciudad, a pesar de que ese sol radiante ya se ha ido hace un calor feroz, , las calles hacen quemar los pies al solo pisarlas.
En la oficina, yace Fisgón, nuestro detective ideologo misterioso y buscador de fondos, dormido, en esa bella tarde noche de verano.
Hasta que un golpe a la puerta parece despertarlo.
Es Marcos; -el nuevo empleado que ha conseguido Fisgón, para dar con casos de menor envergadura-;que ha llegado todo transpirado y a la vez preocupado, acusando su estado porque alguien lo viene siguiendo.
Detrás de su aparición sorpresiva, suena el teléfono, y con ello una voz misteriosa, parece que habla un computadora.
Que explica y le cuenta todo lo que ha ocurrido a Fisgón, con una voz que hace temer:
-Que tal Fisgón Ciego, viejo amigo, te cuento las novedades de tu socio y tu empleado. Con respecto a tu socio, esta esperando que alguien que me debe mucho dinero salga de un bar de mala muerte que vos conoces tan bien. No puedo darte mas detalles porque he seguido a un soldado tuyo porque no me agradaba su actitud, solo eso.
En cuanto a vos, tengo deseos de darte una buena lección. Ojala sea pronto, viejo amigo, te manda un saludo, Fisgón, El verdadero Fisgón.
Fisgón ciego, con intriga, con miedo, pero también sorprendido, lo hace sentarse a Marcos, y esperan la llegada de Cutruli.
Ya se ha despertado.


miércoles, 25 de noviembre de 2015

Alguna corrida, alguna perdida, alguna nueva aparicion

Mientras Fisgon, que en lugar de tratar de dormirse, enciende la pc para mirar porquerias -como suele decirle- de inernet, Cutruli ya a alcanzado a Marquitos.
Al salir a la calle se ha dado cuenta del infierno que se vive a causa del calor. Asi que se saca su saco.
Lo encontro a dos cuadras de la oficina cuando este se habia detenido para realizar una llamada.
Cutruli, mientras le da poca importancia a su pregunta sobre cual ha sido esa llamada que ha realizado Marcos, comienza a seguirlo, sin que este se de cuenta.
Nota que este tipo, que acaba de conocer, es un verdadero peligro para la sociedad caminante, ya que choca a todos los peatones sin importarle nada.
El barrio es tranquilo, tipo country, con mucho parque y bancos para sentarse, y tam bien negocios donde comerciar es posible.
Al llegar a lo que es la casa del tipo gordo, ese que entro al mediodia a la oficina acusando que lo seguian, y que necesitaba saber quien lo hacia, Marcos recula -haciendo que Cutruli se esconda detras de un arbol- y enfila hacia un bar -curiosamente cerca siempre habra un bar, cuando algun personaje lo necesite- mientras espera que haya movimiento en el sitio.
Cutruli se sienta en un banco de plaza, donde apoya su saco detras.
Pasan dos horas, se esta haciendo de noche, y moviento no hay. Cuando Marcos se enfila a irse, alguien -puede observar Cutruli- comienza a seguirlo, alguien extraño, alguien que a Cutruli le parece familiar.
Ese alguien sigue a Marcos a una cuadra, y al parecer nuestro empleado nuevo se ha dado cuenta de ello.
Cuando de repente, y por fin, aparece ese señor gordo, muy bien empilchado, dispuesto a salir de su casa.
Cutruli quiere gritarle a su compañero, para decirle que el sujeto que debe seguir acaba de salir de su casa, pero el tal Marcos comienza a correr, para alejarse de ese hombre sospechoso que se le habia acercado, que no curiosamente, tambien comienza a correrlo.
Cutruli, apresurado por las dos situaciones comienza a seguirlo tomando un taxi, ya que el sujeto se ha subido a un colectivo, de esos que pasan por la zona.
Cutruli, mientras piensa quien es quien sigue a Marcos, causa por la que ha comenzado este a correr.
No solo piensa eso, pues tambien piensa en Fisgon, y en algo mas, tambien.
Piensa que acaba de olvidarse el saco en el banco de la plaza.
Y no duda que no lo volvera a ver jamas.

El nuevo empleado, ese tal Marcos

Ante la atónita mirada de los detectives Cutruli y Fisgón Ciego, hace su presentación Marquitos:
-Con mucho permiso, dijo un borrachito. ¿Que tal, todo bien?-parece saludar a Cutruli, para luego mirar a quien lo ha llamado, y decirle-, tanto tiempo, ¿Así que ahora jugas a los detectives, Fisgon?
-Algo así-contesta Fisgón, quien es el que al parecer lo conoce, pues agrega:
-Te presento a Evaristo Raul...
-Cutruli-termina la frase el detective que se refiere, quien extiende la mano a ese tal Marquitos, para decirle:
-Bienvenido a la oficina de Detectives, Policiales y Misterios.
Fisgón, a partir de ese impertinencia dicha por Cutruli, lo mira con esa mirada malvada, esa que ensaya todas las mañanas en el baño de la oficina, para recriminarle y explicarle a Marquitos :
-Lamentablemente, nuestro socio fundador, al registrarse en el periódico, hizo llamar así a nuestra organización (Cutruli le alcanza el diario, con el nombre de la organización y el teléfono), así que te pido disculpas si esto no parece serio amigo Marcos.
-Descuida, Fisgón, estoy acostumbrado, y ¿Que hacen acá, tienen trabajo?
-Justamente para eso te llamamos, tenes un caso, urgente.
-¿Urgente?-pregunta ese tal Marcos, a lo cual adjunta:
-Ni una copa me puedo tomar antes tranquilo.
-Eso lo arreglas después, toma, esta es la foto del sujeto, y acá esta la dirección, encontralo, y fíjate si alguien lo sigue. Obviamente, para eso, el cliente no debe pensar que vos lo seguís, así que te escondes bien.
-Cuantas instrucciones Fisgón, ni que fuera un chico, ¿Siempre es así tu amigo?-le pregunta a Cutruli, señalando a Fisgón.
-No se, es la primera vez que delegamos trabajo-contesta como excusándose Cutruli.
-Bueno, a trabajar, ¿Cuanto tiempo tengo?-Ahora proactivo, Marcos.
-Horas nomas-Obliga Fisgón.
-Ya vuelvo.
Marcos se despide dándoles un apretón de manos y cierra la puerta.
Sus ahora respectivos jefes, se preguntan, como dudando:
-¿Lo encontrara?
-No se-dice Fisgón- Por lo menos va a estar ocupado en eso.
-¿Y si lo seguimos?
-¿Que no confías? lo va a hacer bien, quedate tranquilo
-No puedo, tiene pinta rara este pibe, como de borracho.
-Bueno, seguilo vos, que yo me quedo a atender el teléfono.
-Ya vengo.
Cutruli sale corriendo por la escalera, como preocupado.
Ahora sigue a su empleado, que va en búsqueda de un cliente, cliente que no sabe que han tomado su caso.
Fisgón, reclinándose en el asiento, se dice que todo marchara viento en popa a partir de ahora, así que entre que se adentra a una siesta, el teléfono no tarda en sonar para despertarlo.
Atiende, contesta -a su destinatario-que no, que vaya a un bar luego de dar con la casa de su cliente, a ese interlocutor a quien parece dar ordenes.
Corta y piensa que su interlocutor, ese tal marcos, tal vez si, sea un borracho enserio. Aunque una duda lo asalta, como hizo para conseguir el teléfono de la oficina.
Fisgón, entre dudar y dormir, prefiere dormir.
Así que, como buen detective, se duerme.

martes, 24 de noviembre de 2015

Una idea, un nuevo caso, y una nueva aparicion

Se oye el timbre, y el cliente no tarda en subir hacia el 3º "E" de la calle Uruguay 230.
-Pase-ya se avecina la voz gruesa de Fisgón.
El cliente, mirando hacia todas partes, como buen perseguido que se cree, pasa, para decir:
-Buenas tardes detectives.
-Es mediodía, diga como usted quiera.
-No entiendo.
-Déjelo-interviene Cutruli, esta vez no escondido en el baño, para agregar :continúe.
-Si, ¿a que vino?-Ya perdiendo la paciencia Fisgón.
-Me siguen, alguien me sigue, y quiero que ustedes lo sigan.
-¿Para?
-¿Como para? Para saber quien es el que me esta siguiendo.
Hay una pausa, siempre necesaria en estas partes del relato, hasta que Fisgon, que ya perdió la paciencia, dice:
-Deje su numero, y váyase, que lo llamaremos.
-¿Como, tan pronto?
-No se si tomaremos su caso.
-¿Por que?
-Por que usted esta loco, señor...
-Harrison- y le entrega una tarjeta con el numero telefónico.
-Usted esta loco, señor Harrison, retírese si es tan amable.
El señor Harrison, sorprendido y casi al borde de las dudas, se retira, sin cerrar la puerta.
Cutruli, un poco sobre exaltado, le recrimina a Fisgón, hasta que este le dice:
-Vos no viste nunca ese capitulo de Los simuladores donde estos no aceptaban el caso y lo hacían igual, bueno, esto es similar. Así le damos menos problemas a este infeliz, que ya se sentirá bastante perseguido, o no vistes como entro acá. Aparte, a este, Evaristo, a este lo sigue Marquitos, nosotros estamos para otra cosa.
-¿Y como lo va a encontrar Marquitos?
-Evaristo, creo que no necesito recordarte que todo el que cree que lo siguen se deja encontrar fácilmente.
-Eso es puro verso.
-No, hermano, te acordas que te dije que había que rastrear celulares.
-No, no me acuerdo, mas ahora que nos hiciste perder un cliente-enojado Cutruli.
-Mira y aprende-dice Fisgón y señala la pc.
Fisgón enciende la computadora veloz, conecta la misma un cable del teléfono que seguramente ira hacia un programa de la misma, y disca -huy que anticuado quien escribe esto- el numero de la persona que acaban de echar.
Inmediatamente saltan los datos de la persona, Pedro Harrison, con domicilio en Florencio Varela, Barrio El Tropezón.
-Esto es increíble-dice Cutruli, ahora impresionado.
-Te lo dije Evaristo, ahora todo se controla desde acá. Quien domine esto es que el que tendrá el poder.
-Y donde queda Florencio Varela.
-Mejor dicho donde queda El Tropezón.
-Si, ¿Donde queda?
-Lo tendrá que averiguar quien acaba de entrar al edificio.
-¿Y como lo sabes?
-Mira y aprende.
En la computadora Fisgón pone el numero de Marquitos, y la localización respectiva da con Uruguay 230.
Un minuto luego, se oye un golpe en la puerta, a lo que Fisgón dice su clásico y conocido: -Pase.

Una idea

Son las once de la mañana, hace un calor de mil demonios luego de la lluvia de anoche. Y es el teléfono que suena, el encargado de despertar a los detectives Cutruli y Fisgón ciego, que dormían pesadamente.
Cutruli, medio dormido, logra atender:
-¿Hola?
-Detectives-es la única palabra que Fisgón alcanza a oír, porque luego solo escucha de su compañero palabras de asentimiento como <ajam>, <claro>, <es cierto>, <y usted sabe>, <usted vio como es esto>, <puede ser>, hasta que se vuelve a dormir.
Al colgar el teléfono...
-Fisgón, trabajo.
-....
-Fisgón, arriba, ya viene el cliente.
-¿Quien es?-Fisgon comienza a levantarse del piso donde durmió.
-Un tipo que cree que alguien lo sigue.
-¿Y quien es ese alguien?
-¿El que lo sigue?
-No, el tipo. ¿Quien se piensa que es? ¿Alguien? Para que lo anden siguiendo.
-No se, ya te lo dije, se llama Harriosn, y llamo para que lo sigamos y a partir de ahí veamos si lo siguen o no.
-Ya le pasaste presupuesto, me imagino.
-No.
-¿Y cuanto le pensas pasar?
-No se, parece una boludez.
-Si, con mas razón, mientras mas boludez sea, mas caro.
-Ya te quiero ver cuando nos toquen las difíciles.
-Ja, difíciles, en este país que se viene nada va a ser difícil. Ahora los problemas van a ser virtuales. 
-Si vos lo decís.
-Claro que lo digo yo, o te pensas que la gente va a andar contratando detectives para cualquier boludez. Te lo vuelvo a repetir, hay que delegar estas boludeces de seguimiento, y empezar a capacitarnos en otras cosas, por ejemplo en saber abrir cuentas de bancos, rastreos de celulares, historiales de computadoras, cosas mas virtuales, el mundo que se viene- y a Fisgon parece iluminarsele la cara con una sonrisa por todo lo que ha dicho.
-¿Y que hago con este cliente que viene?
-Lo atendes, pero llamamos a Marquitos, acá tengo el numero.
-¿Que Marquitos?
-Nuestro amigo que andaba sin laburo, para que haga algo.
-Si vos decís.

lunes, 23 de noviembre de 2015

Los escritos de Fisgon

A partir de lo sucedido, ya muy de noche, como esperando que suene el telefono nuevamente, Fisgón realiza anotaciones diversas en una libretita, a modo de conclusión, tal vez.
-Que anotas-pregunta Cutruli.
-Esto que ya termine - y Fisgón le alcanza la libreta, la cual dice:
Estoy en casa, escondido, tirado, echado, sin nada que hacer, al igual que muchos de mis mas queridos amigos.
De vez en cuando se me da por salir a ver que ha sido de sus vidas, pero lo haga con mucha cautela, porque esta escapatoria tendrá fin el día que me atrapen.
Porque debo reconocer que me buscan.
Hasta que en uno de esos tantos día, ha sonado el maldito teléfono, y quien no que el loco de Evaristo, quien me ofrece comenzar un emprendimiento. Por fin me digo que me busca una persona que me ha querido.
Le acepto obviamente coordinando una pequeña reunión en la Zona de Pájaros, un bar de mala muerte en el que he pasado las mil y una.
Allí es donde Evaristo me dice exactamente como pretende hacer el emprendimiento, acusando una falta de oficina para trabajar.
Realizo una de mis travesuras allí, con el fin de recaudar fondos para la oficina, tal vez sin tener reparo en ello.
Una vez en la oficina, a la cual ceño con el dinero tomado, un hombre ha dejado un paquete que me ha sorprendido por allí contar con dinero.
Le comento a mi nuevo socio del tema y este me dice que es por una paga de un trabajo ya hecho.
Brindamos porque hemos comenzado con el pie derecho desde que arribe a este barco, hasta que un imbécil llama diciendo que su vecino tenia a su perro desaparecido.
No fue fácil, pudimos agarrar al animal, pero así también luchamos a puño con el individuo, que mas que serlo era un desquiciado total, un loco de remate.
Llevamos al animal donde nos dijo el gordo, pero no encontramos rastros ni de él ni de vida alguna, asi que dejamos atado al animal al pórtico de la portería.
Al volver esa noche, todo empapados a la oficina, el teléfono nos reclamaba una mala entrega de billetes por parte de mi socio, y un aviso, reconocemos que un poco tarde, sobre alguien que nos andaba buscando, alguien gordo.
-¿Es a modo de resumen?- mientras Cutruli le devuelve su libretita.
-Y si, algo hay que hacer.
-A dormir.
-A dormir.

El cliente y dos llamadas

Como decíamos, mientras festejan que han recibido sospechosamente su primera paga, el teléfono los reclama.
-Atende vos, Fisgón -dice Cutruli.
-¿Y que digo, Oficina Fisgón?
-No, oficina de detectives.
-Eso no tiene estilo.
-Deci hola aunque sea.
Fisgón se aproxima a tomar el teléfono, para decir:
-Diga.
Al otro lado seguramente una voz dudosa, temerosa, intrigada, que por algo los ha llamado, contesta:
-Si, ¿hablo con la oficina de Detectives y acertijos?
Fisgón, antes de contestar, lo mira a Cutruli, entre risa, y a la vez frunciendole el ceño, como queriendole decir algo.
-Si, habla con la oficina correcta, Detectives, Policiales y misterios, que quiere -siempre tan dulce Fisgón
-Viera usted, tengo un problema.
-Es con su mujer -con lo cual Fisgon delata que quien ha llamado es un hombre.
-No exactamente, tiene que ver con otra cosa.
-Su mujer tiene un amante.
-Que no tiene que ver con mi mujer, hombre, escuche.
-Diga.
Fisgón, asintiendo con varios ajam, y preguntando en una parte del relato si se trata de una broma, escucho atentamente a su interlocutor, para finalmente decirle:
-Uruguay 230, 3º "E", de inmediato.
Y cuelga.
Se oyen las primeras gotas de lluvia que habían prometido para la noche.
Estos meteorólogos no aciertan una eh-dice Fisgon, y agrega, ¿como vas a publicarnos como Detectives profesionales, con experiencia en policiales y misterios?, ¿que somos, joda?.
-Sabia que te iba a gustar, y mas con lo de los misterios-dice Cutruli.
-En eso tenes razón, pero tampoco era para tanto, así no se si nos van a contratar un carajo.
-Si vos pensas así, como crees que ya nos llamaron. ¿Quien era?
-Un tipo.
-¿Y que le pasaba?
-Que le pasa.
-Si, ¿Que le pasa?
-Nada.
-¿Como nada boludo? ¿Que te dijo?
-Que desapareció su..
-¿Su que?- interrumpe Cutruli, impaciente.
-No interrumpas, se le desapareció su..
-Su señora-vuelve a interrumpir Cutruli.
-No, yo también pensé eso, dejame terminar.
-Dale.
-Desapareció su perro.
-Es joda.
-También lo pensé, pero no.
-Y le dijiste que venga.
-Quinientos hay.
-¿Quinientos? ¿Quien es?
-¿Que se yo?
-¿Vendrá?
-De inmediato.
Han pasado quince minutos de la llamada, cuando de repente suena el timbre,
-Suba- dice Fisgón por el telefono que conecta a la entrada del edificio.
Al escuchar la puerta tocarse, Cutruli se esconde en el baño como un niño.
Fisgón dice una palabra : Pase. El cliente entra.
Es un hombre gordo, y a Fisgón le parece conocerlo de algún lugar.
-¿Que tal detective?, mucho gusto.
-Al grano, trajo fotos.
-Si, pero no me gustaría dejárselas a usted.
-Están en buenas manos hombre, puede confiar.
-Esta bien, ¿Para cuando cree que lo encontraran?
-Depende de que tan lejos este.
-Ya le dije que lo robo mi vecino.
-Y de confirmarlo, ¿Que desea que hagamos con él?
-¿Es matón usted?
-No.
-Y entonces porque me lo pregunta.
-Porque nos parece que usted tiene ganas de ajusticiar a su vecino.
-No se equivoca, pero porque dijo nos parece, si aquí no hay nadie mas.
Fisgón mira hacia su baño, con ganas de delatar la posición infantil de su socio, pero se piensa que tal vez ese juego sirva, hasta que dice:
-Tiene razón, dijo nos parece, pero es para referirme a mis voces interiores, sépalo señor..
-Señor Caceres.
-Ok señor Caceres, si es su vecino, ¿Por que viene aquí? ¿Que pretende?
-Pruebas, solamente eso.
-El dinero sigue siendo el que acordamos.
-Si claro.
-Entonces vaya desenfundandolo porque cobro por adelantado.
-Esta bien, pero quiero resultados.
-Inmediatos.
-Inmediatos- y le extiende un fajo con quinientos pesos.
-Hasta la noche.
-Tan rápido.
-Si, y señor Caceres, dígame, si el perro esta donde dice usted, lo seguimos dejando ahí.
-Usted puede llevármelo a mi casa.
-Y ahí le cuesta un poco mas.
-No importa, eso luego lo arreglamos.
-No, que luego lo arreglamos ni que mierda, sale quinientos mas. Así que en total son siete mil.
-Es un hombre rudo, señor detective, me gusta eso. Acepta tarjeta.
-No.
-Se lo doy cuando lo lleva a casa, dele.
-Esta bien, desaparezca de mi vista, y confíe.
Se dan un apretón de manos de despedida, hasta que Cutruli sale, y dice:
-Necesitamos cobrar virtualmente ahora.
-Y si, aunque también necesitamos revólveres.
-¿Vos decís?
-Y tal vez mas gente.
-¿Mas gente?
-Si, para delegar estos casos pelotudos.
-Caso pelotudo pero hay mil mangos, y aparte ya te veo agarrando el animal ese.
-Mira lo que esta bestialidad- Fisgón extiende una fotografía del animal que hay que rescatar.
-Uhhh, es enorme. Bueno, ¿Como hacemos?
-A mi me preguntas, ni idea, agarrándolo.
-Ok, metamosle que hay trabajo.
Ya es de noche, se encuentran rumbo hacia la oficina.
-Vamos en taxi-sugiere Cutruli.
-Sos nabo vos, con que plata- dice Fisgon.
-Con la que nos dio el tipo.
-Eso lo tenemos que usar para viajes mas largos, para cuando deleguemos estas pelotudeces.
-Y en bondi.
-No tengo SUBE, ni monedas.
-Bueno, vamos caminando.
Han concluido su primer caso,  rescatado a la bestia, dejándola en una casa indicada por el hombre gordo sin verlo a este, y están caminando, ya exhaustos por la Gran Avenida.
Al volver a la oficina todos mojados por la lluvia tremenda que se ha largado este día, vuelve a sonar el teléfono.
-Que mierda, dice Fisgón, quien jode a esta hora.
El que ahora se dispone a atender Cutruli:
-¿Hola?
-Si, los detectives.
-Si, con los mismos, ¿Con quien tenemos el gusto de hablar?
-Con el del diario, de esta mañana.
-Ah si, ¿Como anda amigo?
-No tan bien como seguramente anda usted.
-Tampoco para tanto, que le anda pasando.
-Si, le cuento que no solo lo llamo para decirle que me dio 10 pesos falsos usted, sino avisarle que vino un tipo con cara de loco que los anda buscando.
-¿Para que?
-No se-dice el tipo del diario.
-¿Y como era el tipo?
-Un gordo.
-Nos anda buscando.
-Parece que si.
Cutruli hace uso de la opción de colgar, para decir:
-Vamos a tener que cambiar el numero o el tipo del diario nos va a encontrar.

viernes, 20 de noviembre de 2015

Primera paga sospechosa

Es de mañana, las cuales ya no volverán a ser las mismas que pasaba en casa de sus padres.
Cutruli, ahora, va camino a lo que siempre ha soñado, a su oficina,  hacia su tan ansiada oficina.
Nada hubiera sido posible sin Fisgón, al que poco conoce aun. Por eso, mientras camina, se pregunta quien sera  él.
En el camino decide entrar a un bar, un bar de mala muerte, sucio, en muy malas condiciones, tal y como él piensa que un detective debe frecuentar.
Se sienta en la barra, al estilo de los laburantes, y pide, ademas de un café con medialunas, un vaso de whisky.
Ante la mirada no tan sorprendida del cantinero, pero si de los pocos clientes que lo miran, -Cutruli, acusando que es su primer día de trabajo-, recibe rápidamente el vaso, y se lo bebe de un sorbo, para luego comenzar el desayuno tradicional, ese que también ha venido rápidamente, en ese bar donde se hace todo rápido.
En la esquina superior del bar, donde mas atrás están las mesas, y mas atrás, la oscuridad, a Cutruli le parece reconocer algo familiar, sobretodo una voz, pero se dice que debe ser su imaginación, producto del whisky que acaba de tomarse.
En el televisor, ve en las noticias, diciendo que la abundante humedad hará que por la noche llueva a cantaros, pero poca importancia le da a eso.
Al finalizar su desayuno, -volviendo a acusar su primer día de trabajo- pide otro vaso de whisky para el camino, y lo liquida de un saque como hizo con el primero.
Se comienza a marear, es una de las primeras veces que toma por la mañana, y las primera vez en el bar, -que algún día conocerá su nombre-, y de repente, le parece ver, en la oscuridad del bar, no a Fisgón, sino a su primer cliente, ese que no le había pagado su primer caso, ese que nunca había visto. Paga y comienza a acercarcele a él.
Al verlo, este huye corriendo hacia la calle,  para tomar un taxi y huir.
Como era posible que ese era quien no le había pagado, si Cutruli no lo había visto.
Eso se pregunta, pero no  fue la intuición lo que lo llevo a deducirlo, ni tampoco el hecho de que haya salido corriendo. No. Cutruli se dio cuenta que ese era el cliente por su voz, que hablaba por teléfono. Cutruli es, de ahora en mas, un reconocedor de voces.
Antes de salir del lugar, vuelve a pagar, pero esta vez la paga que olvido el sujeto que ha salido corriendo, lo hara ganarse el respeto del cantinero.
Y comienza a caminar en ese día nublado.
Tarda como media hora en llegar al sitio, porque se ha perdido, de lo mareado que esta, y porque a pasado por el periódico para publicar -nuevamente- sus servicios.
Al llegar a la oficina, para su sorpresa, esta Fisgón, que le dice, entre botellas de champagne, que tienen no un nuevo caso, sino una paga.
-Era un sujeto de voz grave-afirma Cutruli.
-Si, dice Fisgón- y le da los 2000 pesos. Y le agrega -cobras caro-.
-Si, toma, mil para vos, ahora te debo menos.
-Mira que yo también soy caro.
-Seremos caros entonces, pero los mejores.
Se dan un apretón de manos, inicial, de algo que aspira a lo grande.
Y así, de repente, suena el teléfono.
A trabajar, aunque también a sospechar.

jueves, 19 de noviembre de 2015

Fisgón Ciego

El encuentro se da en un lugar de la noche, donde estos dos amigos, en el pasado de sus oscuras noches solían encontrarse.
Cutruli, que ya se encuentra totalmente borracho y asqueado de ver mujeres -porque si, la Zona de Pájaros, es un Cabaret- donde a nuestro aun no detective lo ha exigido nada mas ni nada menos que la anfitriona, la dueña del lugar, situación que ameritase nuevos capítulos, desenlaces futuros, que ocurrirán allí..
Ya exhausto, asqueado, hastiado,  ve como se acuchillan los hombres en la búsqueda de la mejor mujer, al punto de ser comparados con la época de los piratas, pero sobretodo, ve como a él, a Cuatruli, lo respetan hasta los mas horrendos hombres, porque ya se ha ganado su prestigio en el lugar.
Entre toda la situación de sensación, es que lo ve entrar, a ese con el que se ha contactado para esperarlo en el lugar ya mencionado.
El otro comienza a buscarlo y de repente, entre todas las mujeres que lo acosan, y también para la vista de Cutruli, que lo había visto, desaparece, como un fantasma. Cutruli se para del sillón donde esta sentado y lo empieza a buscar de manera de como puede ser, hasta que aparece por detrás -porque nuestro hombre es así de imprevisible- para darle la sorpresa a nuestro detective -que aun no lo es-.
-¿Como hiciste  eso?
-¿Como hice que?
-Eso, de aparecerte ahí en la puerta, escabullirte entre las minas, y aparecer por detrás.
-Hay muchas cosas que no sabes, Evaristo, una es que soy imprevisible.
-Esa la se, nunca se puede prever nada con vos.
-Exacto, aunque no tan así, sino no estaríamos acá.
-Si, pero eso lo previste vos.
-Es verdad, es como que me gusta tomar las riendas de la situacion, no se, ¿me seguis? Aunque pensandolo bien, no estaría acá.
-Si, eso ya lodijiste, por eso te recuerdo que el lugar lo previste vos.
-Déjame de joder, Evaristo, hace años que venís a este lugar de mala muerte, o te pensas que no vi la vez que te peleaste con Luis Delcampo, o con Juantruli Rebelde.
-¿Como puede ser? ¿Vos estabas?
-Obvio, hermano.
-Sos imprevisible eh.
-Me gusta ese apodo, pero mas el otro.
-El del Face decís vos.
-Si, el del maldito Face, mira en que nos hemos convertido, que decimos "feice" en vez de "fase".
-Y bueno, los nuevos tiempos.
-Si, pero lo peor es que hablemos de Face, algo que nos idiotiza completamente.
-Ahí te discuto, porque vos parece que lo sabes usar, utilizando una identidad secreta, que seguramente tampoco te sirva igual.
-Ahí tenes razón, pero igual basta de hablar de esto.
-Pero nos sirve para buscar personas.
-Si, si, ¿de eso trata el trabajo?
-Y si, mas o menos así, de ser detective, ¿Aceptas?
-Sino no hubiese venido.
-Ok. Hay que conseguir oficina.
-Ajam.
-Por que si un detective no tiene oficina no es detective.
-Ajam.
-Tengo la computadora, cámara, cuadernos, teléfono, tengo todo, vos también tenes eso.
-Ajam.
-Podes dejar de decir ajam, me volves loco.
-No, el que me vuelve loco sos vos ya se para que me llamaste.
-.....
-Y quédate tranquilo que ya se, solo decime cuanto nomas.
-6000.
-Va a tener suite y todo.
-No, al contrario, es una inmundicia, solo que es el costo de todo el año, asi lo quiere el tipo.
-Ves el hombre que esta allá con Sandra Sculley.
-Si, no te vas a atrever a tocarlo, para ese hombre trabaja Delcampo.
-Que me importa Delcampo, vos fuma, y aguanta.
El hombre al que al parecer ha visto quien ha estado hablando con Cutruli, es ni nada menos que Carlos Cárcel, el comisario del pueblo, quien al acercarcele nuestro otro hombre -así le llamamos a quien ha estado hablando con Cutruli, pero al que llamaremos con otro al finalizar el relato- quien hace que camina tambaleándose y cae, abraza al comisario como si lo conociera, hasta que este lo mira con desdén, y así, echándolo como un perro,porque lo ha interrumpido con su dama de companía.
Al volver con Cutruli, le dice:
-Ya esta, acá debe haber como 10000, que es lo que este antro de porquería solo le puede dar, cuando a uno le cobran bastante.
-No digas así del lugar que nos financia, Fisgón.
-Fisgón ciego Evaristo, Fisgón Ciego.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

La respuesta de ese algo, ese Alguien mas

Cuando recibió el mensaje, sin dudarlo, tomo su teléfono y se contacto con Cutruli.
-Hola.
-....
-¿Sos vos?
-....
-Así que te ha interesado la propuesta.
-....
-¿Te han comido la lengua los ratones, viejo amigo?
-...
-Bueno, al parecer, la propuesta te interesa, porque de lo contrario no me hubieses llamado.
Así que sera mejor que nos reunamos personalmente.
-....
-Dime una palabra, una frase, amigo.
-Zona de Pájaros, 3:30.
-¿De la madrugada?.
-....
-Entendí, o eso creo.
-....
-Estas medio raro amigo, ¿Por qué no hablas?
-....
-Ah, ya se, lo había olvidado.
¿Aun crees que te buscan?
Se corta el teléfono, ese teléfono que seguramente sera otro cuando se vean, después de tanto tiempo.
Cutruli se echa a dormir una larga siesta, para despertar y dirigirse a la Zona de Pájaros, donde se encontrara con quien parece que sera su aliado en esta aventura.
Sale a la calle, ya es de noche, llega al lugar, y se sienta en una mesa del bar, a esperar, no solo a que empiece la fiesta que ofrecen allí, sino a esperar a ese alguien, ese alguien que ha encontrado.

martes, 17 de noviembre de 2015

En la busqueda de algo, Alguien mas

Han pasado ya unos días del primer caso, y aun no ha recibido ningún otro.
Por lo tanto, Evaristo Raul, nuestro joven Cutruli, esta preocupado. Porque necesita dinero, porque ya no lo toleran en su hogar, y necesita una oficina.
Para lograr un poco de capacitación mientras espera un caso, entre distintas lecturas que realiza de policiales, es que cae en la de Pulp de Charles Bukowsky, y en la de Triste,solitario y Final de Osvaldo Soriano, que lo entretienen e identifican bastante.
Al concluirlas, y trabajando un poco en su computadora sobre ellas, buscando información, es que se le ocurre una idea.
A partir del seguimiento que ha realizado, se propone sacarle lo que le corresponde a ese que fue su primer cliente.
Toma los datos nuevamente, y sale a la calle en busca de esa victima, con el fin de dar con el cliente, lo cual es casi seguro.
Encuentra nuevamente a quien había seguido, con lo cual comienza a considerarse un gran buscador de personas, aunque lo que el desea con ansias que es ser oficialmente detective, y no un gran buscador de personas, porque para eso esta el Internet, se dice.
La sigue, mientra que espera que salga se vuelve a dar esos lujos de entrar en bares y cafés, al estilo de lo que aspira a grandeza. Hasta que esa persona que decide increpar continua haciendo lo que hasta días anteriores hacia, quedando imposibilitada la opción de ver a la otra persona, la que le había encargado el caso a Cuatruli.
La espera hasta mas allá del amanecer, que es cuando esta persona sale del lugar donde estuvo toda la noche, y la increpa, preguntándole que relación tiene con la persona que lo ha mandado a seguirla. Esta persona le contesta que ahora, y a partir de ahora, ninguna, porque la persona que lo ha mandado a seguirla ha muerto, por manos propias, luego de lo que se entero.
nuestro joven Cuatruli, confundido, cansado, tal vez con cargo de conciencia, se dice que unos pesos mas no le cambiaran la vida, así que vuelve a su hogar a dormir un poco.
Al levantarse, es que comienza a recopilar anécdotas que ha pasado en esta aventura, y también piensa, en contactos, contactos que le sean útiles, de las redes sociales, esos lugares -que según Cutruli- son selvas donde interactuan las personas hasta sacarse los ojos.
Opta por financiarse utilizando ese camino, y es cuando se le ocurre la idea de a un amigo, un amigo que no sabe su nombre por que tiene un perfil de Facebook distinto que le hizo olvidarlo. Hasta ahora, porque recuerda este amigo con la caracterización típica que se necesita para realizar estos trabajos, y porque también, tiene algo que Cutruli aun no tiene, y no es solo la astucia, la percepción y el conocimiento, sino otra cosa, Financiación.
Así que le envía un mensaje que dice:
Estimado FISGÓN CIEGO,
Tanto tiempo mi amigo, espero que sus andanzas literarias sigan en la respectiva lucha, como así también sus transcursos personales en esta vida que busca exprimirnos al máximo.
Espero no molestarlo con lo que vengo a decirle.
El objeto de este mensaje -ademas de lo ya deseado anteriormente, mas el agradecimiento por sus escritos, todos- es que vengo a ofrecerle una propuesta, y se la diré así, cantada: ser detective, para ir tirando.
Eso si, hay que conseguir oficina, porque un detective sin oficina no es detective.
Sepa que lo necesito.
Espero su respuesta.
Nuestro encuentro pautado.
Y caso contrario, o sea, sino esta de acuerdo, putee me por favor.
Abrazo, Evaristo Raul Cutruli.

lunes, 16 de noviembre de 2015

Evaristo Raul Cutruli y su primer Cliente

El joven distraído, que parecía no encontrar empleo por la falta de este en el país tormentoso que se avecina, decide incursionar en el arte de ser detective.
Joven, vigoroso, lleno de intrigas, así es como se siente.
Ha comprado una cámara digital, posee su vieja computadora, pero lo que no tiene es oficina aun.
Y aunque se diga que la oficina la conseguirá con el correr de los casos, se dice que es como si estuviera listo para comenzar a trabajar. Lo que le falta es la chispa, cosa que conseguirá con el correr de los casos.
Hasta que se da cuenta de que todo trabajo, requiere de alguien que le contrate.
Por lo tanto, decide publicarse en el diario poniendo su celular, esperando que lo llamen.
La llamada no tarda, porque ocurre al instante, su primer caso esta en sus oídos.
El ahora detective, que no sabe como presentarse y quiza tampoco como arrancar, le propone a su cliente no verse, y  que a partir de lo que desee, le envíe los datos de la persona a tratar y una foto, y que luego, mas tarde, arreglaran el costo del servicio, exponiendo mucha confianza.
El caso parece sencillo, es un seguimiento nomas, y la posterior muestra de pruebas.
Hasta aquí sin problemas, lo toma como una aventura, se da mañas para el oficio, incluso se toma el lujo de sentarse en un bar, mientras espera a la que persona que esta siguiendo salga del lugar en que esta.
La fotografía a esa persona y se dice que ha logrado el cometido de encontrar lo que su cliente, su primer cliente, ha querido encontrar.
Corre hacia su casa, donde tiene su computadora, y envía las fotos.
El cliente las recibe, confirma con dolor, que lo que sospechaba era cierto. Le envía saludos y gracias por haberlo ayudado.
Nuestro joven, que al parecer recién comienza a despertarse,  intenta dar con el teléfono de la persona, pero le da apagado. Entonces le envía un mensaje para recordarle al cliente el tema de los costos.
El cliente, tal vez haciéndose el ingenuo, tal vez de lastima, lo llama.
Nuestro detective, ahora aliviado, contesta.
El cliente comienza el dialogo con lo que se interpreta como una repregunta, y la misma consiste saber antes su nombre.
Nuestro detective, ahora si, mas ingenuo que nunca, cosas de la primera vez, dice su nombre : Evaristo Raul Cutruli.
Medio entre chistidos y lo que se parece a risa, el cliente le dice que mucho gusto, mil gracias por haberlo ayudado y le cuelga en sus narices, dandole a entender que no le pagara nada, por ahora.
Y así, comienzan las andanzas de este joven, con ese primer cliente.


Los tres crímenes (un comienzo)

En la casa de la Abuela, -que tiene mucha presión- donde vive uno de sus hijos junto con ella, y el hijo de este, que vendría a ser su nieto, ocurre algo terrorífico.
En la nueva construcción que ha hecho arriba el nieto para vivir con su mujer y sus niños, comienza a haber gritos desconsolados por parte del joven, que se ha enterado de una vez por todas, y da a entender a todo el barrio, que esta le ha sido infiel con tres hombres. .
El padre del hijo, jubilado, y ahora borracho, cansado porque ya lo sabían todo (nadie trabaja los sábados hasta las tres de la mañana), y lo ocultaban, agarra su pistola y sube por la escalera hacia donde es la pelea marital.
Entra y no duda, diciéndole que no tiene problemas en tirar tiros a las mujeres, y a pesar de que se escucharon varios intentos de frenar la situación, le descarga cuatro balazos que acaban con la miserable vida de esta.
El joven no sabe que hacer, piensa en todas las consecuencias, piensa en matarse, pero se dice que tiene un niño aun -del cual duda su futuro-, que tenía una madre malvada, si.
Piensa en matar al padre, pero tampoco, ni siquiera se lo imagina en una prisión, por no soportarla. Por eso, solo un lugar donde esconderlo ahora, o bien repensar lo primero.
O peor, piensa en la mentira, pero muchas cosas pasaran.
El problema pasa por tres cosas, hay muchos testigos, hay que internar a la abuela que le ha ocurrido en golpe de presión muy severo y esta tirada en el piso.Y hay que ocultar el cadáver lo mas que se pueda, porque ha llegado la policía.
Al subir los oficiales, que habían oído otro disparo al bajar de su patrulla, solo encuentran al padre, muerto de un balazo en la cabeza, pero ni rastros de la mujer ni del niño.
Por la puerta se asoma un hombre, quien se acusa de asesino de su padre, cuyo nombre es Evaristo Raul Cutruli.
Es detenido, y al otro día, gracias a un motín, logra escapar.