domingo, 1 de noviembre de 2020

Franco

 Reirse de todo y mucho más si es de uno mismo. No tomarse tan en serio. De ahí la risa. La risa que parece incómoda. La risa de la que uno se acuerda. Creo que esa es la clave de todo. Y pocas personas aparecen en nuestra vida enseñándonos eso.

Según la facultad cursábamos tres dias, pero en verdad solo dos, ya que había un día en que el profe se tomaba franco. Empezaba a la una y cinco puntual. Y salíamos de la clase de sistemas contables y del estacionamiento tipo 14:30 porque el profesor encima nos largaba antes. Y en vez de venir los tres dias que correspondían con la carga horaria de la materia, nos hacía ir dos veces a la semana. Y nos reducía el horario. En vez de dos horas estábamos una hora, una hora y cuarto como mucho. Y nos ibamos a la mierda. Y aprobaron todos. Algunos dijeron que hacer esto era de crack; con mi compañero de impuestos, después de bochar, dijimos:

-Que cagada nos mandamos anotándonos con este viejo hijo de una gran puta.

Se nos había venido el crack up. Pero en ese momento eso no nos importaba. Queríamos aprobar la materia a como diera lugar. Incluso si el profesor la regalaba, o nosotros teníamos que robarla. Había que aprovechar la circunstancia e ir para adelante. Yo también aproveché todo lo que pude porque mi compañero se iba en camioneta después de las clases y siempre me alcanzaba hasta el puente de Constitución para no pagar boleto. 

Lo que se dice ahorrar como base de la buena fortuna, que así se iba a llamar esto. 

La camioneta tenía rl mismo olor que tienen los remises. Recuerdo que con mi compañero hablábamos de todo; incluso llegamos a hablar de escribir cuentos y mandarlos a un concurso para ganar plata. Yo le decía que tenía que leer a Carver y a Chejov para darse un pantallazo y escribir sobre lo que pasaba en su casa o en su laburo. O en la facultad. 

-¿Por qué no en el salón de clases?

Sus mensajes con su novia eran tremendos. Muy exagerados. Él le decía la palabra "calla" a cada rato. Era un ratoneo de novela. Tenía material. Como nos sentábamos juntos me los mostraba con orgullo, como diciendo: mi novia y yo nos escribimos como para salvar la humanidad. Bueno, esto lo digo yo.

Mi compa, mientras hablaba Baby Echecopar, me contaba que estaba escuchando el programa de radio de Fernández Díaz para aprender a escribir cuentos. El mismo programa que escuchaba mi abuelo en esa hora tan 8 de la noche para matar el tiempo cuando mi abuela no le prestaba el "cambiacanales". Se prendía la radio de la camioneta, la camioneta que usaba para hacer repartos de una imprenta, y ahí estaba el programa de Baby Echecopar. Baby puteando. Baby carajeando, enojado...furioso...desencajado. La voz de Baby estaba (Más para aclimatar el ambiente y que no se sienta el silencio porque también hablábamos aunque en ese momento al programa de radio no lo escuchábamos) estaba entre nosotros. 

-La monada sabe cuando uno está armado y va en serio; y si uno va con esa actitud por la vida, no te toca el culo nadie, hay que metrr bala a full- dijo mi compa cuando Baby se refirió a un hecho de delicitivo de escrache.  

Cursamos así dos cuatrimestres. Ye do y viniendo en la camioneta. Rendimos parciales. Desaprobamos. Cursamos. El tres veces, porque desaprobó 3 veces la materia con el mismo profesor. La 3era fue la vencida, la misma cantidad que yo, solo que yo había empezado un cuatri antes, aunque en realidad ese cuatri él tambien estaba pero yo no lo conocía. En impuestos me costó horrores por no tener una buena base, y a él tambien. Y ahí creo que quedamos, como gran parte de nuestra generación. 

Para meter otra materia robo quedamos en anotarnos juntos de nuevo y cuando ella apareció en el aula me olvidé completamente de mi compa y se fue todo a la mierda, como se suele ir siempre. 

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