sábado, 15 de junio de 2019

Playa

Yo no sé qué es lo que la gente le ve al mar
Dijo una sirena a otra
Mientras miraban a lo lejos la playa.

viernes, 14 de junio de 2019

El quinto Beatle influenciado por Bob Dylan

Para Peat Best, con admiración.
Escribí este texto antes de entrar a un exámen final. En un momento en que las papas quemaban. Para darme ánimo.
Árbol sobre mi cabeza, La muerte de mis padres, y delirio son los primeros poemas que he leído de mi gran amigo el poeta. Único amigo de mi breve paso por la Universidad de Buenos Aires. Darío querido, te mando un abrazo desde la lejana Varela. Hay días en que suelo releerte y digo, mierda, tengo un amigo poeta. Y entonces ocurre que no puedo terminar de esbozar nada de nada por mis ojos empañados que no me dejan. ¿Por qué? El poeta del estilo, el poeta que lo puede soportar todo ¿Por qué me emocionan los versos de mi camarada? Porque es un poeta y a veces no lo sabe. Y eso es agradable. Cruzarse en las escalinatas del subte con una persona y pedirle la hora, o en el peor de los casos una moneda, y que esa persona sea un poeta, es agradable. Darío Soto es un héroe que hace que las cosas funcionen y avancen. Por el momento sus poemas parecen olvidados hasta por el mismo autor que lo escribió. Y eso es bueno porque es bueno. Por eso de que hay que buscar nuevos amigos hasta dar nuevamente con quien esté en el camino. Aunque nos falte plata para la tarjeta sube. Bendito sea el saldo negativo. La última vez que lo vi, en este año tan loco, estábamos entusiasmados porque tratábamos de hacer poesía. Recuerdo que tanto le había insistido, y tanto le había dicho, que busque poetas. Que busque poesía. Sé que la está buscando. El poema tiene un verso que es de los que más me impacta.

Árbol….
Sostente un poco más ¡No caigas!
Déjame arrojarme desde ti.

Casi como un haiku. Casi como todo lo que se decide desde el arrojo de las papas a punto de quemarse. Un presentador de tv muy respetado del Perú me contradiría(es una palabra esa?) fácilmente. Darío es puro estilo, pura forma. Puro sentimiento. Puede ser impredecible. Inesperado. ¿Dónde estará hoy Darío? ¿Qué cosas estará contemplando? Hay días en que pienso ese verso. Recuerdo viendo el poema una gran cantidad de veces, queriendo develar lo que en él había, entusiasmado, no sabiendo que decirle. Camino con el verso en mi cabeza. Hoy día esas últimas líneas me emocionan. Qué te sucede, Kutruly, me digo, y tan solo respondo, que dentro de cien años no estaremos ni Darío ni yo ni el poema. Y nadie se acordará de dos almas ni de algunas otras que alguna vez hicieron un tiempo para verse o bien para pensar una sobre la otra y al revés. Todo inútil, seré la vulgar sensación que quede, a menos que hayan personas, por lo menos una, que pueda emocionarse con las emociones de estos seres tan solitarios, y que el árbol que se está cayendo, se sostenga, apenas por un momento, de caer definitivamente, para que se arrojen desde él, y puedan, por un momento, seguir vivos. Rezo por ustedes.